Alejandro Fantino hizo una comparación entre uruguayos y argentinos con la que hizo arder Troya

Alejandro Fantino no esquivó la polémica en su paso por El Observador, el medio uruguayo donde estrenará un nuevo ciclo de entrevistas. En una charla extensa y sin filtros, el conductor argentino hizo una comparación directa entre Uruguay y Argentina, que no pasó desapercibida: “Para mí son una sociedad superior”, dijo, al referirse al trato, la calma y los valores que percibe del otro lado del Río de la Plata.

Todo surgió cuando el periodista Leonardo Pereyra le preguntó si creía en el estereotipo de los uruguayos como más humildes y civilizados. Fantino no dudó en marcar la diferencia que, según él, se nota apenas se cruza la frontera: “En Argentina estamos psicóticos, ustedes pueden estar neuróticos. Pero hay otra paz”, resumió con una mezcla de ironía y diagnóstico social. Y relató escenas caóticas en su paso reciente por un aeropuerto porteño, contrastadas con la serenidad uruguaya.

Con tono de anécdota pero contenido de declaración, Fantino fue más allá: “No me c ningún uruguayo. Todo lo que me dijeron, lo cumplieron. Son educados, nunca me trataron mal”. Lejos de limitarse a un elogio pasajero, construyó su idea sobre una base de respeto y experiencia personal, haciendo referencia a sus visitas desde la época de Mar de Fondo y su involucramiento reciente con medios del país vecino.

Uno de los pasajes más comentados de la entrevista fue cuando describió las elecciones uruguayas a las que asistió como observador informal. “Estaban repartiendo boletas los partidos opositores uno al lado del otro, abrazados, comiendo un pancho”, recordó, señalando esa escena como un símbolo de convivencia democrática que, según él, está ausente en otros países de la región. “Eso no pasa en Brasil, ni en Argentina, ni en Chile”, remarcó.

Más allá del gesto provocador que pueda leerse en sus palabras, Fantino no buscó confrontar sino reflexionar sobre una diferencia cultural que considera evidente. “Vos me decís la calma del cementerio… bueno, venite a Argentina y psicotizate”, concluyó, con la crudeza que lo caracteriza. Su nuevo ciclo en El Observador promete mantener ese tono directo, con entrevistas donde, al igual que en esta, no parece dispuesto a evitar el ruido.