Cuando el teatro emociona y hace reír: no te pierdas la versión tucumana de El elogio de la risa

El elogio de la risa, una emotiva y reflexiva obra que celebra el poder transformador del humor, se presenta durante los viernes y sábados de junio en la sala del Teatro Orestes Caviglia. La propuesta llega como una coproducción entre el Ente Cultural de Tucumán y la Fundación para el Desarrollo del Arte Escénico (FUNDAE), y marca la tercera versión escénica del texto escrito por el reconocido director Gastón Marioni.

“Escribí este texto en 2018 y tuvo su primera versión en Buenos Aires, con Juan Leyrado como protagonista, en el Multiteatro de calle Corrientes”, recuerda Marioni. “Luego, en 2021, llegó a Uruguay con el actor Carlos González. Y ahora, en Tucumán, con Ricardo Podaza, vuelve a abrirse a una nueva relectura. Es un material que sigue vigente porque toca una necesidad profunda: la de reírnos, no de forma superficial, sino como forma de resistencia y alivio frente a lo adverso”.

La obra propone una mirada amable, pero no por eso menos profunda, sobre los altibajos de la vida y la memoria personal. En el centro del escenario, Ricardo Podaza se pone en la piel de un hombre que recorre sus vivencias a partir del encuentro con una mujer que celebra sus 80 años. Una excusa que sirve como disparador para hablar del amor, la rutina, los sueños y las pérdidas, todo atravesado por el humor y la ternura.

“Estamos disfrutando de un personaje precioso, entrañable y lúdico”, cuenta Podaza. “Es alguien que se transforma a través del vínculo con esa mujer y que cuenta su historia de una manera que nos identifica a todos. Es un placer volver a actuar, releer este texto, y darle vida desde el escenario. Es una verdadera caricia al alma, tanto del personaje como mía, que como actor me resisto a retirarme y hago todo lo posible para seguir existiendo en este mundo tan hermoso del teatro”.

El elogio de la risa no solo invita a reírse, sino también a pensarse. Y lo hace con sensibilidad, con oficio actoral y con una propuesta escénica que abraza al espectador. Tucumán suma así una puesta que se inscribe en la tradición del buen teatro y que demuestra, una vez más, que el humor puede ser mucho más que un escape: puede ser una forma luminosa de resistencia.