Un día en Atenas: seis lugares imprescindibles que te transportarán al pasado

La capital griega alberga un gran patrimonio artístico y monumental, que no parece padecer el paso de los años. Te proponemos una ruta con los lugares históricos más emblemáticos para descubrir en solo 24 horas la esencia de esta ciudad

Lugares30 de agosto de 2022Redacción ShowOnLineRedacción ShowOnLine

“Si Atenas te parece grande considera entonces que sus glorias fueron alcanzadas por hombres valientes, y por hombres que aprendieron sus deberes”. Pericles, el gran gobernante de la ciudad helena en su etapa de mayor esplendor, legó para la posteridad algunos de los monumentos más destacados de la urbe, considerada como la cuna de la civilización occidental.

La democracia y la oratoria no se entenderían sin Atenas. Tampoco la retórica, el teatro o el florecimiento de las artes. Debemos mucho a este rincón del Mediterráneo oriental, cuyo legado va mucho más allá de sus ruinas. “Lo que dejas atrás no es lo que está grabado en monumentos de piedra, sino lo que está tejido en la vida de los demás”, llegó a afirmar el propio Pericles.

En la actualidad, la capital de Grecia es una vibrante ciudad cuyos vestigios de la Antigüedad aún resisten el paso de los siglos. Solo por descubrir aquellos lugares en los que empezó a fraguarse nuestra cultura ya merece la pena viajar hasta la ciudad, pero, ¿es factible visitarla en un solo día? Aunque se necesitarían muchas más jornadas para poder conocerla en profundidad, es posible impregnarse de su esencia en tan solo 24 horas.

La Acrópolis, el origen de todo

El alba empieza poco a poco a clarear de púrpura y escarlata las colinas de la región del Ática. Amanece un nuevo día, y los rayos del sol comienzan a iluminar la ciudad alta de la urbe. Numerosos saqueos e invasiones han deteriorado su ingente patrimonio, pero a pesar de todo el inexorable paso del tiempo no ha podido destruirla. Por ello, toda visita que se precie a la capital griega debe comenzar inevitablemente en la Acrópolis de Atenas.

Esta colina destaca especialmente por el Partenón: el gran templo dedicado a Athenea Parthenos. El deterioro de sus piedras no debe hacernos perder la perspectiva. Solo hace falta imaginarse cómo sería este santuario con las esculturas de Fidias y el diseño arquitectónico de Ictinio y Calícrates.

La Acrópolis se completa además con otros lugares imprescindibles como el Propileos, el Erection o el templo de Atenea Niké. Para comprender toda su historia merece la pena visitar el Museo de la Acrópolis, cuyas esculturas y piezas arqueológicas ayudan a entender mucho mejor todo este conjunto.

Gastronomía griega en el barrio de Plaka

Tras la visita a la Acrópolis de Atenas, una opción más que recomendable consiste en bajar hasta los pies de la colina por su parte oriental. Allí se encuentra el distrito de Plaka, conocido como el barrio de los dioses. Sus numerosos restaurantes y puestos de comida resultan perfectos para reponer fuerzas tras una intensa mañana recorriendo el Partenón y todo el vasto complejo de sus alrededores.

 


En el barrio de Plaka podemos encontrar la gastronomía griega en toda su esencia. Los platos más destacados de sus recetas se elaboran con ingredientes puramente mediterráneos, entre los que destacan el queso, el tomate y, por supuesto, el aceite de oliva. Las opciones culinarias en Plaka son muy variadas: desde las típicas spanakotiropites (empanadillas de queso feta y espinacas) hasta las keftedes (albóndigas con orégano y menta), pasando por las brochetas souvlaki o los dulces como los loukoumi.

La huella romana en Monastiraki

Justo al lado de Plaka se encuentra el barrio de Monastiraki, un lugar perfecto para seguir recorriendo Atenas tras reponer fuerzas. Además, esta zona de la capital helena permite comprender muy bien la evolución de la ciudad, pues al esplendor de la Grecia Clásica le siguió un periodo de decadencia hasta la conquista romana de la región del Ática.

 


El legado imperial de Monastiraki es muy patente, ya que en este barrio se encuentran buena parte de los restos del antiguo Ágora romana de Atenas. También destacan los vestigios de la Biblioteca de Adriano, emperador de origen hispano que trató de devolver a la ciudad el antiguo esplendor de la Grecia Clásica. Sin embargo, el barrio no solo alberga patrimonio romano. En la popular plaza Monastiraki, por ejemplo, se hallan importantes monumentos religiosos. Uno de ellos es la mezquita Tzisdaraki, una de las sedes del Museo de Arte Popular Griego.

Un paseo por la plaza Sintagma y alrededores

Tras conocer el patrimonio romano de Monastiraki, la tarde puede continuar en la plaza Sintagma, el epicentro de la Atenas contemporánea. Esta céntrica explanada, punto de reunión y de manifestación habitual de los atenienses, se halla presidido por el monumental Parlamento Griego. Justo enfrente de este edificio se halla la Tumba del Soldado Desconocido, junto a la cual montan su guardia los famosos soldados llamados evzones.

 


En la parte posterior del Parlamento Griego se encuentra también el Jardín Nacional de Atenas, el gran pulmón verde de la capital griega. Este verdadero oasis urbano, ubicado en pleno centro de la ciudad, resulta el lugar perfecto para descansar un rato por la tarde tras haber recorrido la ciudad durante toda la mañana. Pasear por este jardín es muy agradable incluso en los días de intenso calor, pues su frondosa arboleda proporciona unos agradecidos lugares de sombra que suelen aprovechar tanto los turistas como la población local.

El espíritu olímpico en el Estadio Panatenaico

Tan solo unos pocos metros separan el Jardín Nacional de Atenas del Estadio Panatenaico. Construido en mármol blanco, fue erigido a mediados del siglo XIX para albergar las pruebas de atletismo de los Juegos Olímpicos de 1896: los primeros de la era moderna. Se trata por tanto de un lugar en el que se respira olimpismo por los cuatro costados.


El origen del deporte de competición debemos hallarlo, como tantas otras cosas, en la Grecia Clásica. Para ello, hay que remontarse a unas celebraciones religiosas en honor a la diosa Atenea. Eran las llamadas Panateneas, que con el tiempo fueron cobrando mayor importancia. En el caso de las Grandes Panateneas, celebradas cada cuatro años entre finales de julio y principios de agosto, también se disputaban diversas competiciones deportivas. De ahí la importancia histórica del Estadio Panatenaico.

Atardecer en el puerto de El Pireo

Una visita por el legado griego clásico de la Acrópolis, un buen almuerzo heleno en Plaka, una ruta por los vestigios romanos de Monastiraki, un paseo por la plaza Sintagma y el Estadio Panatenaico… Para concluir este intenso día en Atenas, un buen lugar para poner el broche de oro bien podría ser El Pireo, al que se puede llegar fácilmente en metro desde el centro de la ciudad.

Aunque es una localidad independiente, El Pireo ha sido y sigue siendo el gran puerto de Atenas. Tomar algo en una de sus numerosas cafeterías mientras se contempla el atardecer es un plan más que perfecto para cerrar esta intensa jornada en la capital helena. Incluso, el viaje puede continuar más allá, pues a última hora de la tarde es posible tomar un ferry en dirección a las islas griegas. Las más cercanas a El Pireo son Egina y Salamina, que pasó a la Historia en el siglo V a.C. por su célebre batalla naval entre griegos y persas.

 


La capital de Grecia es, en definitiva, una ciudad única. Pasar un día en Atenas es hacer todo un viaje en el tiempo. En solo una jornada es posible percibir los ecos de los tiempos pasados, cuando nuestra cultura y nuestra civilización occidental aún estaban dando sus primeros pasos. Y da igual de qué lugar proceda el visitante. Como llegó a afirmar el célebre filósofo Sócrates, “yo soy un ciudadano, no de Atenas o Grecia, sino del mundo”.

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