Sin redes ni delivery: el mejor sánguche de milanesa de Tucumán

El local de la capital provincial premiado por segunda vez.

Tendencias20 de julio de 2023Agustina HillAgustina Hill
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“La única verdad es que el sándwich de milanesa es tucumano”, afirma al diario La Nación Luis Fernández, segunda generación a cargo de Los Eléctricos, un “templo” –como lo llaman en San Miguel de Tucumán– que por segundo año consecutivo fue coronado como el mejor lugar para comer sándwich de milanesa en esta ciudad donde elaborarlo tiene rango litúrgico. Lo preparan desde hace 59 años y, en una tierra donde la empanada es un patrimonio gastronómico, lograron imponer un producto que se volvió icónico de la capital provincial. “Como el nuestro no vas conseguir en todo el país”, agrega, con orgullo.

No tienen redes sociales ni teléfono y no trabajan con ninguna aplicación. No hacen delivery, pero todas las noches llegan a visitar el local más 300 personas. Preparan alrededor de 600 sándwiches diarios. “Si querés probar, tenés que venir”, invita Fernández; solo trabajan de 20.30 a 1.30. Los números de Los Eléctricos son contundentes, emocionan y explican un fenómeno gastronómico local que trascendió las fronteras tucumanas. Trece empleados hacen magia para atender a una legión de todo el país y el mundo que llega a conocer una de las maravillas tucumanas.

Por semana usan 1375 kilos de carne. Un frigorífico salteño los abastece: la milanesa la hacen con bola de lomo y el lomito, con bife ancho deshuesado. Llegan 55 cajas de 25 kilos. “El 60% del secreto está en el pan”, dice Fernández. La panadería La Reina, tradicional de la capital tucumana, le da 40 bolsas de pan por día. “No ocultamos información, el único secreto es el trabajo”, aclara Fernández.

“Todo lo empezó mi viejo”, afirma Fernández. Jugador de básquet, conocido como “Pichón”, fue todo un personaje en el equipo del club Redes Argentinas, conocido como Los Eléctricos. En 1964 se instaló en la calle con un puesto de chapa para vender sándwiches de milanesas. “Empezó de abajo papá, fue un ejemplo”, rescata su hijo. En 1986 abrieron el local donde hoy se concentran cientos de personas.

¿Cuál es el secreto? El principal está a la vista. Incansable, ayudando en la sartén o en la plancha o tomando pedidos, Luis corta docenas, centenas de bifes que serán milanesa o lomitos. La acción es en loop. Durante las horas que esté abierto el local, la demanda no cesa y la reposición de milanesas y lomitos es constante. “Trabajo a la par de todos, es la escuela que tengo de mi padre”, afirma.

En el calor del hogar, la receta familiar nacional incluye huevo y perejil. Pues aquí, eso no existe. “Nuestra milanesa se apana sin huevo y no tiene perejil. ¿Cómo lo hacemos? Tenés que venir a probarla”.

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