Copio, pego, reordeno: la Inteligencia Artificial es el nuevo El Rincón del Vago

La Inteligencia Artificial está poniendo en problemas a muchas casas de estudios, que hasta la prohibieron.

Tendencias12 de septiembre de 2023Redacción ShowOnLineRedacción ShowOnLine

La inteligencia artificial (IA) es el nuevo Rincón del Vago, la web de intercambio de apuntes y trabajos estudiantiles nacida en Salamanca hace 25 años y que se convirtió en un enorme éxito.  Las nuevas aplicaciones, más sofisticadas en sus entrañas, pero más simples en su uso, se han generalizado en las aulas. 

La Unesco ha reconocido que la inteligencia artificial es una herramienta de enorme potencial con riesgos y desafíos, una dualidad que comparte la comunidad educativa.

Copiar y pegar no es una práctica nueva en el ámbito académico. El pasado diciembre, el Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles, bloqueó ChatGPT en el wifi de los centros y en los ordenadores públicos.

Le siguió Nueva York mientras el Imperial College de Londres y la Universidad de Cambridge advirtieron a los estudiantes contra el uso de ChatGPT para hacer trampa en los trabajos.

“Si bien la herramienta puede proporcionar respuestas rápidas y fáciles a las preguntas, no desarrolla habilidades de pensamiento crítico y resolución de problemas, que son esenciales para el éxito académico y en la vida”, justificó Jenna Lyle, del Departamento de Educación de la Ciudad de Nueva York, tras la prohibición.

Prohibición inútil

Pero los alumnos lo han seguido usando en sus dispositivos personales. A los pocos meses, la mayoría de las autoridades educativas admitió que la prohibición era inútil y rectificó.

James Basham, investigador de la Universidad de Kansas, junto a un equipo de educadores, ha elaborado un estudio sobre el potencial de la inteligencia artificial en la educación y concluye que “la prohibición no es la respuesta”.

“La IA debe considerarse como una herramienta que potencialmente puede beneficiar a los estudiantes, especialmente a aquellos con menos capacidades”, afirma. Pero también admite: “El proceso de escritura es complejo y la inteligencia artificial puede hacerlo, rápida y bastante bien. Naturalmente, algunos estudiantes han usado eso para evitar el trabajo escolar”.

Basham prefiere centrarse en los beneficios para los alumnos con dificultades para expresarse por escrito: “La inteligencia artificial puede ayudar con eso. Así que tenemos que pensar en qué preguntas debemos hacer o en qué problemas pensar”.

El estudio, claramente contrario a su prohibición, insta a los educadores a “pensar en qué quieren que los estudiantes aprendan y cómo la tecnología puede ayudar a ese proceso”. “Los estudiantes”, continúa el estudio, “necesitan aprender cómo y dónde encontrar información válida, así como a discernir la información verdadera de la falsa, pensar críticamente y evaluar los temas para evitar la desinformación. Los educadores también deben evitar la trampa de evaluar con demasiada rigidez las habilidades para escribir. Los padres también tienen un papel que desempeñar”.

Los autores equiparan la inteligencia artificial con otras herramientas ya comunes, como ordenadores, tabletas, teléfonos inteligentes y otras tecnologías. “Esas herramientas no están prohibidas en las aulas. Del mismo modo, aunque tecnologías como ChatGPT podrían usarse para engañar o reducir la carga de trabajo de los estudiantes, también podrían ser un recurso”, reflexiona.

El estudio coincide con las líneas de la Unesco. “Nos acercamos a una época en que la inteligencia artificial transformará todos los aspectos de nuestras vidas. Debemos orientar esta revolución en la dirección correcta”, advierte Stefania Giannini, subdirectora general de Educación de la organización mundial durante la última Conferencia Internacional sobre Inteligencia Artificial y Educación.

La inteligencia artificial (IA) es el nuevo Rincón del Vago, la web de intercambio de apuntes y trabajos estudiantiles nacida en Salamanca hace 25 años y que se convirtió en un enorme éxito.  Las nuevas aplicaciones, más sofisticadas en sus entrañas, pero más simples en su uso, se han generalizado en las aulas. 

La Unesco ha reconocido que la inteligencia artificial es una herramienta de enorme potencial con riesgos y desafíos, una dualidad que comparte la comunidad educativa.

Copiar y pegar no es una práctica nueva en el ámbito académico. El pasado diciembre, el Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles, bloqueó ChatGPT en el wifi de los centros y en los ordenadores públicos.

Le siguió Nueva York mientras el Imperial College de Londres y la Universidad de Cambridge advirtieron a los estudiantes contra el uso de ChatGPT para hacer trampa en los trabajos.

“Si bien la herramienta puede proporcionar respuestas rápidas y fáciles a las preguntas, no desarrolla habilidades de pensamiento crítico y resolución de problemas, que son esenciales para el éxito académico y en la vida”, justificó Jenna Lyle, del Departamento de Educación de la Ciudad de Nueva York, tras la prohibición.

Prohibición inútil

Pero los alumnos lo han seguido usando en sus dispositivos personales. A los pocos meses, la mayoría de las autoridades educativas admitió que la prohibición era inútil y rectificó.

James Basham, investigador de la Universidad de Kansas, junto a un equipo de educadores, ha elaborado un estudio sobre el potencial de la inteligencia artificial en la educación y concluye que “la prohibición no es la respuesta”.

“La IA debe considerarse como una herramienta que potencialmente puede beneficiar a los estudiantes, especialmente a aquellos con menos capacidades”, afirma. Pero también admite: “El proceso de escritura es complejo y la inteligencia artificial puede hacerlo, rápida y bastante bien. Naturalmente, algunos estudiantes han usado eso para evitar el trabajo escolar”.

Basham prefiere centrarse en los beneficios para los alumnos con dificultades para expresarse por escrito: “La inteligencia artificial puede ayudar con eso. Así que tenemos que pensar en qué preguntas debemos hacer o en qué problemas pensar”.

El estudio, claramente contrario a su prohibición, insta a los educadores a “pensar en qué quieren que los estudiantes aprendan y cómo la tecnología puede ayudar a ese proceso”. “Los estudiantes”, continúa el estudio, “necesitan aprender cómo y dónde encontrar información válida, así como a discernir la información verdadera de la falsa, pensar críticamente y evaluar los temas para evitar la desinformación. Los educadores también deben evitar la trampa de evaluar con demasiada rigidez las habilidades para escribir. Los padres también tienen un papel que desempeñar”.

Los autores equiparan la inteligencia artificial con otras herramientas ya comunes, como ordenadores, tabletas, teléfonos inteligentes y otras tecnologías. “Esas herramientas no están prohibidas en las aulas. Del mismo modo, aunque tecnologías como ChatGPT podrían usarse para engañar o reducir la carga de trabajo de los estudiantes, también podrían ser un recurso”, reflexiona.

El estudio coincide con las líneas de la Unesco. “Nos acercamos a una época en que la inteligencia artificial transformará todos los aspectos de nuestras vidas. Debemos orientar esta revolución en la dirección correcta”, advierte Stefania Giannini, subdirectora general de Educación de la organización mundial durante la última Conferencia Internacional sobre Inteligencia Artificial y Educación.

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