León XIV fue elegido por Vogue como uno de los hombres mejor vestido del mundo

El nombre de León XIV apareció en un terreno inesperado para la figura de un pontífice y generó repercusión internacional. La revista Vogue lo incluyó en su lista anual de las personas mejor vestidas del año, una selección habitualmente reservada a referentes del cine, la música y la moda.

La publicación estadounidense destacó la imagen que el Papa mostró en su primera aparición pública desde el balcón central de la basílica de San Pedro. El atuendo elegido incluyó una capa roja de satén, una estola bordada en oro y una cruz sostenida por un cordón de seda dorada. Para Vogue, esa elección representó un equilibrio entre tradición litúrgica y una puesta en escena contemporánea.

En su análisis, la revista subrayó la combinación entre continuidad histórica y decisión personal. En ese sentido, un medio italiano sintetizó el enfoque con una frase que circuló globalmente: León XIV “rompe con los gustos humildes de su predecesor, pero mantiene a su sastre y perpetúa la herencia papal de las vestimentas litúrgicas de gran valor”.

Medios estadounidenses como Newsweek y Crux coincidieron en que la mención trasciende lo estrictamente estético. Según señalaron, la inclusión del Papa en el ranking responde a una lectura simbólica y cultural de su imagen pública, entendida como una herramienta de comunicación que no abandona la solemnidad del cargo. León XIV integra la lista de las cincuenta personas mejor vestidas de 2025.

La comparación con Francisco resulta inevitable. Durante su pontificado, Jorge Bergoglio adoptó una estética austera, sin ornamentos ni lujos, como parte de un mensaje pastoral de cercanía y desapego material. León XIV, en cambio, recupera una visualidad más clásica del Vaticano.

Según explicó el sastre Rainiero Mancinelli, quien vistió a ambos, Francisco era simple y práctico, mientras que León es más atento al detalle. Para especialistas citados por la prensa, no se trata de una contradicción, sino de dos formas distintas de comunicar desde la imagen: sobriedad en un caso, continuidad institucional en el otro.