El cumpleaños de una diva: Mirtha Legrand, la niña de Villa Cañás que cumplió todos sus sueños

La máxima figura de la televisión argentina celebra sus 97 años y planea festejarlo trabajando y con una reunión para sus más íntimos. Radiografía de una mujer que partió de un pueblito de Santa Fe y llegó a tenerlo todo

Personajes23 de febrero de 2024Redacción ShowOnLineRedacción ShowOnLine

Cuenta la leyenda que cuando soñaba con ser actriz en su casa de Villa Cañás, al sur de Santa Fe, no anhelaba hacerse conocida sino que buscaba el amor del público. “Yo necesito que la gente me quiera”, diría años después Rosa María Juana Martínez, ya consagrada como Mirtha Legrand. Y eso no lo consigue cualquiera. ¿Cuál es entonces el secreto de esta mujer nacida el 23 de febrero de 1927?

Mirtha asegura que le dio su vida al trabajo, aún a costa de restarle tiempo y dedicación a su familia, a su marido y productor, Daniel Tinayre, y a sus hijos, Marcela y el fallecido Danielito. Y si bien de algunas cosas se arrepiente y ha pedido disculpas en distintas ocasiones, como cualquier ser humano a lo largo de su vida, lo suyo con la cámara es un amor de toda la vida y su destino, que ya estaba marcado. Y eso lo vivenció cuando era adolescente y llegó la oportunidad de su primer protagónico cuando apenas tenía 14 años, con Los martes, orquídeas.

Hija de un comerciante, José Martínez, y una maestra, Rosa Suárez, comenzó su carrera de niña junto a su hermana gemela, María Aurelia Martínez, quien adoptó el nombre artístico de Silvia Legrand pero fue más conocida por su apodo, Goldy. 

Al amor por la actuación un día se le sumó la pasión por conducir. Chiquita encontró allí una herramienta poderosa para comunicarse y llegar a la gente, y conquistó la escena. Muchos años antes había conocido al cineasta francés Daniel Tinayre y cayó rendida ante sus encantos apenas lo vio, mientras rodaba la película Cinco besos. Con él formaron una familia pero también, una dupla laboral plagada de éxitos. Hay dos fechas para marcar: una en 1945, cuando se casaron; otra en 1968, cuando comenzaron los almuerzos. La idea fue de Alejandro Romay y la negativa de ella fue inmediata: “¿Comer en cámara? ¡Qué horror!”. Pero su marido la convenció de que lo intentara. Y lo que le siguió, incluyendo sus incontables premios y reconocimientos, ya es historia conocida.

A sus 97, la máxima figura de la televisión argentina parece tener la receta no solo para acumular años sino también y principalmente, para mantenerse vigente, activa y al aire de un programa de dos horas pero que requiere al menos de cinco de grabación. De hecho, para la jornada de su cumpleaños, la Chiqui no descansará para el festejo de la noche sino que grabará el envío que saldrá al aire al día siguiente. Y ahí radica un poco esa vitalidad, en el motor del trabajo, de hacer lo que le gusta, de cruzarse con sus pares, de recibir la calidez de su gente.

Gentileza: Infobae

Te puede interesar
Lo más visto

Suscríbete al newsletter para recibir periódicamente las novedades en tu email