Helados con forma de flor, la última novedad gastronómica

Son lo más llamativo pero no lo único que ofrece Martinelli, panadería y heladería recién inaugurada en el barrio de Palermo, Buenos Aires.

Placeres15 de febrero de 2022Redacción ShowOnLineRedacción ShowOnLine

La evolución de la gastronomía se caracteriza por una dinámica transversal que traspasa todos los segmentos del rubro. Parrillas, pizzerías y bodegones son ejemplos que demuestran como muchos empresarios supieron aprovechar los recetarios y modelos del pasado poniéndolos al servicio de fórmulas más contemporáneas.

Un fenómeno que se percibe también en panaderías, pastelerías, cafeterías y heladerías donde aparecen productos más modernos, variados y refinados acompañados por creatividad, materias primas de alta calidad y técnicas de elaboración muy cuidadas.

Carlo Contini es un italiano que desembarcó en el país en el año 2011. Dentro de sus valijas tenía algo muy valioso: un contundente curriculum gastronómico que reúne herencia familiar (su padre es un avezado cocinero profesional) y mucha experiencia acumulada en años de trabajo en cafeterías, heladerías y bares prestigiosos, en Italia y España.

Gracias a esta herramienta pudo empezar una nueva vida en Argentina dejando su huella en emprendimientos como Prado y Neptuno, Rey de Copas, Leopoldo, Peugeot Lounge y Vico que le dieron la posibilidad de conectarse con muchos profesionales del rubro. Uno de ellos es el chef empresario Manuel Barraza.

La pandemia los unió en un nuevo proyecto focalizado en el café, helado y bollería. Lo dedicaron a la primera experiencia laboral de Contini realizada en un bar-pastelería histórico de Salsomaggiore Terme, Italia.

Crearon una fórmula que ensambla con equilibrio cafetería italiana, helado de altísima calidad con identidad ítalo-argentina y bollería contemporánea que fusiona técnicas y especialidades de Argentina, Francia, Italia y España.

Qué comer en Martinelli obrador argentino

El local es luminoso, moderno y agradable. Se usan harinas y azúcar orgánicos, huevos agroecológicos, jugos naturales, y café italiano. El menú es amplio y variado. El helado (veintiocho sabores) es elegante y aterciopelado. Una caricia.

Cada gusto expresa con claridad el alma de su ingrediente principal. Turrón, pistacho, café, chocolate amargo y sambayón (con nueces y pasas de uva) revelan la meticulosidad de la elaboración. Algunos gustos son permanentes y otros rotan según los productos de temporada disponibles. Muy agradable y refinada la presentación (en forma de flor abierta) del helado en cucurucho.

La bollería es estrictamente artesanal. Cada especialidad requiere cuatro meses de pruebas antes de pasar al mostrador. Los cannoncini (cañoncitos) tienen hojaldre sutil y friable. Presentan cinco rellenos (pistacho, Nutella, crema pastelera, sambayón y chocolate de Piamonte) y variedad de toppings.

Las medialunas de grasa (pintadas con aceite de oliva) son una perdición. Las de manteca son perfumadas y fragantes. Cruffin (fusión entre croissant y muffin) delicioso. Croissants simples o de cacao, hojaldradas y gratamente mantecosas. Las manolitas (punta de las medialunas bañadas con cocholate belga negro y avellanas, chocolate blanco y pistacho) son una reversión española muy golosa.

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